La nutrición como una de las intervenciones clave para mantener la salud y promover el envejecimiento saludable. Esta es la idea que José Viña, catedrático de Fisiología de la Universitat de València, defiende desde hace años basándose en su trabajo al frente de grupo de investigación Freshage. Por ello, llama la atención sobre algunos “impedimentos serios” que se están dando en la actualidad en dicho sentido, como que “hasta un 40 % de las personas con más de 65 años en Europa tienen deficiencia nutricional en proteínas”.
Además, el Dr. José Viña hace hincapié en la necesidad no solo de suplementar a las personas mayores, sino de hacerlo de una manera personalizada. De este modo, aunque la longevidad depende en un 30% de la genética, aproximadamente, “tenemos margen de maniobra para la esperanza de vida. Sin duda, mejoras en el ejercicio físico, la nutrición, el control del estrés y la medicina preventiva son capaces de aumentar mucho la calidad de vida de las personas mayores”, matiza.
En cuanto al debate que existe sobre la restricción calórica, José Viña reconoce que se trata de “la mejor intervención para prolongar la longevidad”. Sin embargo, aunque sus mecanismos han sido ampliamente estudiados desde 1930, el catedrático explica las limitaciones: “El problema que tenemos el ser humano es que es una intervención que es muy incómoda de realizar. Siempre sin llegar a la desnutrición, poca gente se presta a restringir tanto la comida como para tener sensación permanente de hambre o malestar”.
Justamente, mitos y realidades sobre la esperanza de vida centrarán su intervención en el Longevity World Forum, el congreso internacional que tendrá lugar los días 13, 14 y 15 de noviembre en Valencia. Aquí compartirá conocimientos junto a otras voces de autoridad en la materia como Rafael de Cabo, jefe de la División de Gerontología Traslacional del Instituto Nacional del Envejecimiento en Baltimore (Estados Unidos); Pura Muñoz, investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), quien este año ha recibido el Premio de Investigación Médica Jaume I por sus aportaciones en los mecanismos moleculares del envejecimiento; Manuel Serrano, doctor y catedrático que actualmente trabaja en el programa ICREA del Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona (IRB Barcelona) liderando investigaciones sobre senescencia y plasticidad celular; o María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) que recientemente ha logrado aumentar la longevidad sin intervención genética en modelos de ratón nacidos con telómeros más largos de lo habitual.